Arco iris de gravedad…

Publicado: 4 diciembre, 2012 de Frankie en Vivir leyendo
Etiquetas:, ,

 

Hola, estamos en 1944 y Tyrone Slothrop, un militar americano que trabaja para los aliados, padece un curioso problema: cada vez que se acerca una de las bombas autopropulsadas alemanas V-2, el experimenta nada más y nada menos que ¡una erección! Santo cielo, ja, ja, la madre que lo trajo. De niño, Slothrop fue sometido a experimentos pavlovianos por Laszlo Jamf, un científico loco que trabaja ahora para los nazis. El muy cabrón le implantó imipolex en sus genitales y esto le hace funcionar como si fuera un radar andante. Vista así la cosa ¿acaso no suena como una de las mayores majaderías jamás concebidas? Cierto ¿Y que narices tiene que ver esto con el vídeo de arriba? Bueno, prontito llegaremos a ello…

Para comenzar por algún lado, la situación arriba mencionada se puede leer en El Arco iris de gravedad, que posee 1.100 páginas de nada y es una de las obras destacadas de Thomas Pynchon, un cultivador de su propio anonimato como pocos, hasta el punto de que envió a un actor cómico de su parte a recoger un premio.

Las andanzas de Tyrone por la Europa devastada por la guerra alcanzan el summum de la imaginación y la pericia descriptiva. Hay que leer una escena de Pynchon para saber lo que significan intensidad y pasión por contar. Nos da la sensación de que lo vemos todo a través de una pantalla amplificadora, como si fuera una lupa que hiciera crecer el detalle más y más, hasta el punto de que casi no podemos resistirlo. De puro tangibles las escenas acaban poseyendo una cualidad onírica, como algunos sueños tan vívidos que se tienen a veces.

Y es el rey de los conspiranoicos. De hecho, la palabra debió inventarse para describir a escritores como el. ¿Pero se vuelve esoterista por ello? En modo alguno. El no cree realmente en ninguna conspiración y es infinitamente más sutil que todo eso. De hecho, ¿que es para Pynchon la realidad que nos rodea? El la percibe bastante invasiva, como a algo que con su mera fuerza existencial nos impide percibir lo que pasa. A fin de cuentas ¿resulta posible estudiar el sol mirándolo cuando más brilla? El mundo es indescifrable de puro hiperrealista y nada es tan complicado como lo que tenemos delante ¿Imaginamos a alguien tan aturdido como un bebé en un centro comercial? Y sin embargo y en la novela, ello no deriva tanto en una actitud alucinada como en pura embriaguez, cualidad que sumerge a los personajes en interminables enredos que crecen sin cesar.

Para Pynchon, somos como bebés en un mundo complicadísimo y enredado a todos los niveles, como si agarráramos muchos ovillos de lana y los embrolláramos  todos a la vez. Las madejas pynchonianas empiezan en la política y se transmiten a la sexualidad y a la geografía. También a la sociología y a la cultura. Recuerda su visión literaria a la musical de Philip Glass, quien compuso la banda sonora de aquella peli experimental,  koyaanisquatsi, «mundo alborotado» en el dialecto Hopi (Ahora sí, ese es el vídeo de arriba, premio por aguantar, jeje)

Es una pena que la novela tenga sobreabundancia de personajes y que exija una memoria de elefante seguirla.

Saludos. Que vuestras cosechas sean fructíferas.

comentarios
  1. Maia L.B. dice:

    En definitiva, una novela no apta para hiperactivos con problemas de concentración, como es mi caso. Estoy intentando leer una de Perec. Misión imposible. La tuve que dejar. Quizá cuando sea mayor y me haya calmado pueda retomarla.
    En cuanto a la realidad invasiva y todo eso sólo puedo comentar con el primer poema que me aprendí de memoria a la tierna edad de ocho años (la culpa es de mi padre), titulado «Lo Fatal» y es de Rubén DarÍo: «Dichoso el árbol, que es apenas sensitivo, y más la piedra dura porque esa ya no siente pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo ni mayor pesadumbre que la vida consciente.
    Ser y no saber nada, y ser sin rumbo cierto. Y el temor de haber sido y un futuro terror… Y el espanto seguro de estar mañana muerto. Y sufrir por la vida y por la sombra y por lo que no conocemos y apenas sospechamos. Y la carne que tienta con sus frescos racimos. Y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos, y no saber adónde vamos, ni de dónde venimos!…
    »
    Ahora que te he dejado una linda sensación de esperanza y bienestar, me voy silbando a ordenar la casa. Al menos, hay algunas cosas que aún consigo ordenar 😉
    Besos alborotados (¿alborotados se dice koyaanis o quatsi?)

    • Frankie dice:

      He tenido que remarcar en negrita esa preciosidad de poema, Maia, atreviéndome a editar por primera vez el comentario de alguien que no soy yo.También estoy alucinado con el Ruben Darío, como le ha pasado a India. La existencia es algo tan tremendo que solamente con versos puedes transmitirlo. Y para ser hiperactiva con problemas de concentración te das una mano espléndida aportando cosas bonitas. Al lado de estos versos, mi entrada es una trivialidad. Gracias por mejorarla (y alborotados se diría: ¡¡¡¡¡koyanisquaitsiii!!!!!!!, jajajaj)
      Besitos.

  2. indiando dice:

    Me has «pynchado» con el aguijón de la curiosidad…
    Alucinada con el poema que nos recita Maia (lo escucho más que leérselo)
    Achuchones

  3. Sr. IA dice:

    Bufff. Yo con este autor me llevé un chasco total con MAxon y Dixon. Reiteración de situaciones y gags y poca cooooooontenciónnnn…. No es mi tipo, me temo.

  4. Carmela dice:

    Me temo que si hay que tener memoria de elefante, la dejaré para más adelante….ahora mismo la tengo saturá y más bien en off. Lo que si está claro y diáfano es que se nota cuando escribes de algo que te encanta…..no hay duda.
    Beso hombrecillo verde

  5. Blue dice:

    Caramba, te pusiste serio para comentar la novela.
    Se ve que disfrutaste en la lectura, pero a mí me sería imposible si tengo que memorizar personajes para no perderme en la historia. En la vida, como en las novelas, huyo cuando hay muchos personajes.
    Ni risitas ni nada, que yo también sé ponerme seria.
    Hala, saludos.

    • Frankie dice:

      Ja, ja, ja, ja, ja, vaale, mujer, sin risitas, ponte seria si te apetece. Si resulta que hice algo tan indecente como ponerme serio para comentar el novelaco este pido disculpas, milady. Que la pedantería es algo insidioso y se nos escapa a las primeras de cambio. Y en cuanto a los personajes, la palma de la mano debería ser una buena medida. No obstante, las novelas corales -por llamarlas así- con mucho personaje, creo que también tienen su encanto propio.

      Hala, besos sonrientes y tal.

  6. Blue dice:

    Milord, jajajaja, si fueras pedante ¡ni te leería!. No sabes lo «escogida» que soy yo, jajaja.
    Buenos días y buenas risas.

  7. fiorella dice:

    Lo conozco de nombre a Pynchon, pero creo que no aguanto leer, a estas alturas del año, más de 10 páginas al hilo, poca o nula concentración. El poema de Darío, recitado y oído, por que se oye como lo recita Maia es bellísimo. Glass me gusta mucho como compositor. Chico verde, de ojos que brillan..jajajaja, me transmitistes ese gusto cuando se lee algo. Un beso.

    • Frankie dice:

      Si te lo propones puedes, Fio. Que tú también eres una mujer «escogida» en el sentido que lo dice Blue arriba, claro. Tienes sobrada potencia mental para devorar eso y más. Debemos compatir la pereza mental con fósforo y lecturas caudalosas, jajaja. Besines.

Replica a Blue Cancelar la respuesta